Menos de tres semanas restan para saber el resultado de las urnas. Comicios municipales interesantes por lo novedoso. Nunca tantos partidos a izquierda y derecha, nunca tantos rencores y deudas pendientes. Sin duda serán las elecciones municipales las que restañen o amplíen las heridas de unos y otros.
A la izquierda una vorágine de partidos, confluencias, mareas, grupos y grupúsculos, ocurrencias que más parecen en ocasiones un unipersonal proyecto laboral que una corriente ideológica o política. Ávidos de un sueldecito oficial y con nula o escasa experiencia en gestionar lo público y aún menos lo propio. Tal ha quedado de manifiesto en cada ocasión que han pisado moqueta. El único que lo ha hecho, de momento, el PSOE de Antonio Rodríguez Osuna.
En el centro, el enfado más que manifiesto de buena parte de la Agrupación local del PP que se ha traducido en su segregación y reorganización. Los más centrados refugiados en XMérida y los demás amparando el disparate de un entrenador de fútbol superdotado e igualmente válido para primer edil de la Capital de Extremadura que para legislar en la Asamblea.
Y en la derecha, más conservadora y católica que nunca, donde una misma familia opta por copar el máximo de cargos posibles. ¡Ay! Si su abuelo levantara la cabeza. Aún recordamos cuando donó a la hermana ciudad de Calamonte un importante legado para ayudar en la educación de sus paisanos y aún a día de hoy se le recuerda y honra por ese gesto dando nombre a la biblioteca pública.
Años después y en las instalaciones propias del secadero se constituyó el germen de Alianza Popular. Por cierto, allí estaban los ahora pertenecientes al Partido Popular, Ciudadanos, Vox y XMérida, además de algún nostálgico de Fuerza Nueva y de Blas.
Pero volviendo al presente y aventurando el futuro próximo: Antonio Rodríguez Osuna, Miguel Valdés Marín o Santi Amaro. Este será el trío ganador, los merecedores del pódium, tan sólo queda por saber en qué posición y los pactos “a posteriori”, en función del número de concejales electos y las cuentas pendientes, que no son pocas.