Apenas finalizado el Mundial de Fútbol de Qatar, entiendo que es el momento de reivindicar la IGUALDAD. Sí, en mayúsculas, tal y como se merece el término. Permítanme valerme de la oportunidad de que una de las finalistas sea la selección nacional de la República de Francia tras el triunfo de Argentina. Estimo paradójico que, en Qatar, la finalista Francia tenga por lema y como herencia del siglo de las Luces, la divisa: “Libertad, Igualdad y Fraternidad” proclamada por vez primera en 1789, durante la toma de la Bastilla.
Es la Revolución Francesa el inicio de un conflicto social y político que se extiende hasta nuestros días. Sin duda, lo que comenzó como enfrentamiento entre partidarios y detractores del sistema conocido como “Antiguo Régimen”, sigue inconcluso. Se inició entonces en Europa lo que entendemos como la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia y el final del absolutismo y el feudalismo. Se minó el denominado derecho divino de los reyes socavando las bases del sistema monárquico.
Pero vuelvo a la escarapela tricolor y sobre todo a la igualdad, en contraposición a las anacrónicas monarquías absolutas, el nada fraternal sistema feudal y la moderna esclavitud de los países árabes. ¿Dónde quedó la tan cacareada primavera árabe?
Es inasumible e intolerable el afán expansionista de los imperialismos en Europa, tras casi doscientos cincuenta años de la proclamación de la primera democracia. Igualmente, deleznable la actitud de una élite de pragmáticos materialistas que dan como válida la hegemonía, por designio divino, de sátrapas de todo pelo y condición. Igual da fascismo, comunismo, teocracias o lo que sea menester con tal de justificar la desigualdad, cuando no la esclavitud en pleno siglo XXI.
Como quiera que difícilmente podemos aportar algo más que la queja y ejercer la libertad de expresión de nuestras ideas, me centro en iniciativas igualitarias y próximas. Entiendo que nuestra aportación ha de ceñirse a los más cercanos, con todos aquellos gestos y acciones que vayan encaminadas en la dirección correcta y deseada, por pequeñas que estas sean.
Por ello hoy comparto con ustedes el descubrimiento del “Social Café”, exactamente en el número seis de la calle del doctor Antonio Sánchez Sánchez, perpendicular a la Avenida de Elvas, en Badajoz. Esta cafetería y pastelería me llamó la atención al ocupar el antiguo local de lo que empezó como caja de ahorros y que hoy se anuncia como banco, una vez retirada la máscara.
Muy buena situación y fácil aparcamiento, lo cual es de agradecer en estos tiempos en los que cada vez más nos desplazamos en vehículo. Además, está justo al lado de una ruta muy frecuentada por los deportistas y paseantes que hacen la ruta de los puentes en Badajoz.
He de confesar que he repetido en varias ocasiones por goloso y fundamentalmente por el servicio. Sin entrar en otras consideraciones, actualmente valoro tanto o más la atención amable y profesional, tal es el caso, que la calidad del producto ofertado. En esta ocasión, al ser ambos buenos, está claro que me han ganado como cliente.
Se presenta como entidad no lucrativa y el servicio lo ofertan mayoritariamente personas con capacidades diversas, en caso de generarse beneficios estos se destinarán íntegramente a la compra de alimentos para el Economato Social. Magnífica labor que realizan en aras a conseguir la igualdad de las personas.
Tal es el de la preciosa, minimalista e integradora cafetería-pastelería de “Social Café”. Proyecto Social de ESCIBA. Muy buenos pasteles, un gran servicio y sobre todo muy buen ambiente el que han creado Jesús, Abraham y el resto del equipo. Por ello les recomiendo que la visiten; seguramente allí nos veremos.
Afortunado, con suerte, con fortuna… recibiendo un trato exquisito. Esta cafetería nos hace a todos más iguales. Gracias.