Imagínese por un momento delante de su pantalla de televisión, apenas unos minutos le separan de las nueve de la noche, y sintoniza Antena Tres. Echando de menos a los geniales Orestes y Rafa (el del Betis, sí hombre, el de la librería Caótica…) y el simpático presentador de la incipiente barba pía, Roberto Leal, que explícito enuncia la siguiente letra: “Con la T. Separar el grano de la paja”.
Subidón de adrenalina, ya que, gracias a su cultura y sus ancestros agricultores, esta sí la sabe. Endorfinas y serotoninas a máximo nivel, en pugna con las tasas basales de oxitocina y el recién incrementado cortisol, que el estrés es lo que tiene.
Nada comparable a esa milésima de segundo, mucho más placentera que terminar el autodefinido diario, ¡dónde va a parar! Incluso más que “eso” de lo que tantos y tantas alardean y qué tal vez, sólo tal vez, no tantos atesoren.
Breves instantes desde que oyó el enunciado en tono interrogativo y recuerda en su mente: “Con la T. Separar el grano de la paja”. Inmediatamente la respuesta correcta se abre camino desde su garganta y sin necesidad de confirmación, responde: “¡Trillar!”.
Trillar, efectivamente, verbo transitivo, triturar el cereal segado para separar el grano de la paja. Aunque quizás y en nuestro editorial de hoy sea más exacta la segunda acepción: Tratar mucho y repetitivamente un tema o un recurso, de modo que resulten vulgares o faltos de originalidad.
Llegados a este punto les solicito su atención y colaboración en la ardua tarea que hoy acometemos, pues la encomienda es proceder a separar el grano de la paja, o como ya ha quedado claro: trillar. No en lenguaje literal, pues es de común conocimiento que nos restan algo más de dos meses para iniciar la cosecha y lo uno lleva a lo otro.
Trillar, desde el punto de vista político y emeritense, pues, bien pensado, tal y como ocurre en la cosecha agrícola, poco más de dos meses nos separan de la cosecha de votos y a día de hoy seguimos separando el grano de la paja. Tan sólo un valiente sigue batiéndose el cobre y luchando contra los elementos: Miguel Valdés Marín, quien acaba de presentar el canal de YouTube de XMérida, eligiendo el incomparable marco del Teatro Romano de Mérida para dar a conocer su oferta cultural con la que concurre a las elecciones del 28 de mayo. Y es que Miguel se ha tomado muy en serio su papel de candidato a la Alcaldía y lo está demostrando con hechos.
Del resto no hemos vuelto a tener noticias, ni buenas ni malas. Ni del “primer” ni del “ulti”, que decíamos de parvulitos. Recuerdan a uno que decía que se presentaba por el PP, pues atareado tiene a Paco Lobatón…
Otra que sí pero que no, con estos o con los otros. Las de Unidas Pudieron que a todos cansaron y enojaron, con tanta tontería y ocurrencia totalitaria y absurda. En fin, que a escasos dos meses de los comicios municipales y cada vez más claro que Antonio Rodríguez Osuna, anuncio va anuncio viene, va a ganar por goleada. Tal si se tratase del excelente equipo femenino de la A. D. Mérida.