Juan Ignacio Barrero Valverde es un hijo de esta tierra, de nacencia en las entrañas de la Bimilenaria, es emeritense, orgulloso de su origen, hijo de Demetrio y Enriqueta, esposo de Chelo, padre de Juan Ignacio, Consuelo y Enrique; amigo cierto en tiempos inciertos, abogado, profesor de Derecho Constitucional, político ejemplar, más alto nadie en Extremadura ha osado llegar, pues fue el primer emeritense, y por tanto extremeño, Presidente del Senado, llevando por todo el mundo el aroma de Mérida allende territorios, sin importarle para ello fronteras físicas, ideológicas o personales. Juan Ignacio Barrero Valverde late con Mérida y las horas del tiempo tienen sus manecillas emeritenses fijas en su persona. Para Juan Ignacio Barrero, Mérida es historia, honor, afecto, responsabilidad y, sobre todo, compromiso; mi trabajo, afán y corazón están dedicados a Extremadura”. En su vida se refleja, como en agua limpia y clara ese “Porque semos asina, semos pardos, del coló de la tierra, los nietos de los machos que otros días triunfaron en América”.
Una Semblanza no puede ser exhaustiva, pero si conviene junto a algunos aspectos biográficos, sobre todo, un resumen claro de las ideas, actividades y aportaciones del personaje a su tiempo, su ciudad y sus conciudadanos. En este caso, la mayoría de los datos son bien conocidos, al menos por referencias o prensa, y del resto se ofrecen las suficientes pistas como para poder abordarlos partiendo de sus coordenadas.
Decir Juan Ignacio Barrero es decir, para más de una generación de emeritenses, la Nacencia que el mejor vate de Luis Chamizo, su padre Demetrio, declamaba con corazón, bombeando versos desde lo hondo; es decir Instituto Santa Eulalia recién estrenado, es decir Imperio de Mérida, es decir baloncesto, es decir el mejor equipo de este deporte que haya habido nunca en Mérida con Toni Béjar, Semi, Martínez, Pepe Hueso, Vicente García, Eugenio Gómez, Luna, Emiliano Giménez y quien lo lideraba; decir Juan Ignacio es decir tenis, paddel, Hornito y Vera Cruz; es decir deportes, defensa de la naturaleza (es decir, caza) y Universidad de Salamanca, es decir tuna, saber ganar y saber perder, sonreír a la amistad y a las traiciones, es pisar el césped del Bernabéu y honrar la presidencia de la Cámara Alta; decir Juan Ignacio Barrero es, parafraseando a Serrat:
Decir amigo
Es decir juegos
Escuela, calle y niñez
Gorriones presos
De un mismo viento
Tras un olor de mujer
Decir amigo
Es decir vino
Guitarra, trago y canción
Decir amigo
Me trae del barrio
Luz de domingo
Y deja en los labios
Gusto a mistela
Y a natillas con canela
Decir amigo
Es decir aula
Laboratorio y bedel
Billar y cine
Siesta en la Charca
Y Tenis en el Pichón
Decir amigo
Es decir tienda
Botas, charnaque y fusil
Decir amigo
No se hace extraño
Cuando se tiene
Sed de veinte años
Y pocas penas
Y el alma sin media suelas
Decir amigo
Es decir lejos
Y antes fue decir adiós
Y ayer y siempre
Lo tuyo nuestro
Y lo mío de los dos
Decir amigo
Se me figura que
Decir amigo
Es decir ternura
Dios y mi canto
Saben a quién nombro tanto
Juan Ignacio Barrero en la vida, en el deporte y en la política empezó desde cero labrarse a pulso su destino vital: concejal en su Romana Ciudad, Diputado en la Asamblea de Extremadura, refundador de la transición de Alianza Popular a Partido Popular en Extremadura al que aportó un estilo centrado, moderado, abierto a la sociedad, artífice de la mayoría ciudadana en Extremadura en torno a ese proyecto, Presidente del Senado desde 1996 a 1999. Fue guía adecuado para encontrar nuevos mimbres para aquel incipiente Partido Popular de Extremadura, redescubrir a algunos apartados o aventurarse con nuevos nombres pese a que podían suscitar más temor que interés. Arriesgó, porqué era así de carácter, y la historia le está juzgando, positivamente. Aquellas fueron las raíces de los frutos que otros recolectaron después.
Su solidaridad con las víctimas terrorismo
Sin embargo, hay una faceta reservada que Juan Ignacio Barrero no ha querido desvelar respecto a su comportamiento; se sabe mucho de lo que hizo por Mérida y por causas justas de los emeritenses, pero otra parte, nada desdeñable, de lo que hizo él la mantiene en secreto por prudencia, discreción o por necesidades de terceros. Juan Ignacio Barrero siempre y desde los lugares que les correspondió vivir y tuvo responsabilidad entonó el “memoria, dignidad y justicia” con palabras…y con hechos.
Como tampoco se sabe de su valentía hasta límites de temeridad en los casos de terrorismo: esos funerales en los que asistía impertérrito y emocionado por víctimas de Eta, aquel funeral tras el asesinato de Miguel Blanco y tantos otros de los que prefiere no hablar. Pero en el libro de la historia constarán.
Que hizo
Su extenso, intenso y fructífero currículo personal incluye:
Cargos desempeñados al servicio público
· Concejal electo del Excmo. Ayuntamiento de Mérida. (1983-1987)
· Diputado por Badajoz en la Asamblea de Extremadura. (1987-1991)
· Secretario segundo de la Asamblea de Extremadura. (1987-1989)
· Senador electo por Badajoz. (1989-2000)
· Presidente del PP de Extremadura. (1993-2000)
· Diputado por Badajoz en la Asamblea de Extremadura. (1995-1996)
· Presidente del Senado de España. (1996-1999)
· Diputado por Badajoz en la Asamblea de Extremadura. (1999-2000)
· Diputado por Badajoz en el Congreso de los Diputados. (2000)
Vida profesional[
En el sector público ha desempeñado los cargos de:
· Presidente de la Empresa Nacional de Celulosa (ENCE). (2000-2001)
· Defensor del Paciente de la Comunidad de Madrid. (2006-¿?)
· Miembro del Consejo Consultivo de Extremadura. (2013-2015)
En el sector privado, ha ejercido como abogado y ha desempeñado los cargos de:
· Presidente de la Asociación Europea de Arbitraje de Derecho y Equidad (AEADE). (Desde 2001)
· Presidente de QB Oil.
· Presidente de PROBISA.
Actualmente sigue siendo presidente de AEADE.
Premios, Distinciones y condecoraciones
Condecoraciones Españolas
· Gran Cruz de la Orden de Carlos III (España)
· Medalla de Oro del Senado (España)
Condecoraciones Extranjeras
· Gran Cruz de la Orden del Infante Don Enrique (Portugal)
· Gran Cruz de la Orden Do Cruceiro (Brasil)
· Gran Cruz de la Orden de la Libertad (Nicaragua)
· Gran Cruz de la Orden al Mérito (República de Austria)
· Gran Cruz de Libertad (Finlandia)
· Gran Condecoración al Mérito del Senado (Chile)
· Gran Cordón de la Orden del Libertador (Venezuela)
· Orden de 16 de Septiembre del Estado de Mérida de 1ª Clase (Venezuela)
· Ciudadano de Honor de la Ciudad de Libertador (Venezuela)
· Medalla de Oro del Senado (Italia)
Distinciones
· Presidente de Honor del Partido Popular de Extremadura
· Presidente de Honor de ENCE
Premios
· Premio CIT (Centro de Iniciativas Turísticas) 2018 de Mérida
Todos estos capítulos de su vida se ven reflejados, como de molde, en el poema de Kipling:
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si engañado, no engañas.
Si no buscas más odio, que el odio que te tengan.
Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres.
Si al hablar no exageras, lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si alcanzas el Triunfo o llega tu Derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas de un golpe y lleno de alegría,
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie lo que eres, ni lo que eras.
Si logras que los nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga, en tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo, cuando no quede nada,
porque tú lo deseas, lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas la virtud.
Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman, y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos, que te llevan al cielo.
Todo lo de esta Tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún …
¡Serás un Hombre, hijo mío!
Juan Ignacio Barrero supo acercar la Asamblea de Extremadura a los extremeños y el Senado a Extremadura, haciendo honor desde la Cámara Alta a colectivos y personas que allí acudían sin importarle procedencia, ideología o partido político. Transgresor en algunas de sus intervenciones, reflejo de su personalidad vital luchó desde esos altos púlpitos contra una sociedad en la que todo se orienta hacia la funcionalidad, siendo un testimonio de anticonformismo.
Según sus palabras “El político debe irradiar impulso juvenil para parecer elegible. Las modernas profesiones empresariales presuponen un alto nivel de condiciones físicas: curiosamente, en una sociedad que envejece evidentemente, el culto de la juventud sigue avanzando”.
En sus ámbitos de actividad Juan Ignacio Barrero supo mostrar que se puede llevar una visa abierta a los demás o más allá de uno mismo, por encima de adhesiones y traiciones, de angustias y necesidades, porque puso como brújula el decidir no pasar de largo.
Por eso, desde joven se introdujo en los ambientes cívicos de Mérida primero y, desde allí, a Extremadura a través de su innegable vocación política, impulsando un empeño solidario en esos escenarios, primero nacional y después internacional.
Pero además en su actividad se encuentran claves de interpretación personales, al estar acostumbrado desde muy joven a participar en deportes con público le ayudo en sus intervenciones políticas, a ver la historia y el mundo con los ojos de espectador y protagonista.
Consciente que tenía bastante que aportar, comenzando por su larga experiencia como colaborador y con un bagaje exhaustivo del conocimiento de Mérida y Extremadura, que explicaba convenientemente en sus intervenciones.
El resultado, sin duda, mereció la pena. Pues todos estos avatares no le han hecho perder el ánimo, convencido de que en las fronteras se cree peor, pero se crea mejor. Y que en la vida siempre hay espacio para la emoción y los recuerdos que, en su día, suscitaron los acontecimientos. Por ejemplo, cuando volvió a Mérida recién investido presidente del Senado, la visita (obligada) que efectúo al Hornito de la Mártir para después, entre lágrimas, encontrarse con su familia en la Puerta de la Villa. O las emociones al recibir el Escudo de Mérida
A Juan Ignacio Barrero y Valverde, hijo de Mérida, con hondas raíces familiares en esta Roma hispana (medallas de oro de la ciudad), se le puede recordar una de sus frases: “Que nunca te falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender y un lugar donde ir».