Rinus Michels
Marinus Jacobus Hendricus «Rinus» Michels fue futbolista, y entrenador holandés (o neerlandés o de los Países Bajos o como se llamen ahora). Como futbolista jugó en el equipo de su ciudad, el Ajax de Ámsterdam, desde 1945 hasta 1958, a quien también entrenó, con mejores logros. También fue seleccionador naranja en el Mundial de Alemania 1974 y durante periodos hasta los años 80. Hizo del Ajax el mejor equipo de Europa y del mundo (junto con el Santos brasileño) gracias a un fútbol diferente.
Era un hombre que se había endurecido con el tiempo. Había sufrido las penurias de la Segunda Guerra Mundial en Ámsterdam, dejó el fútbol por una lesión en la espalda y se hizo monitor deportivo de una escuela de niños con sordera, mientras empezaba a dirigir pequeños equipos amateurs de la región. En enero de 1965 le propusieron hacerse cargo del Ajax y lo salvó del descenso. No solo lo consiguió, sino que promocionó a los mejores jóvenes de la cantera y formó el equipo que en el año 1969 ya llega a la final de la Copa de Europa y en 1971 se proclama campeón, con los Cruyff, Neeskens, Hulshoff, Suurbier, Krol, Mühren, Keizer… Por el camino quedaron partidos de excepción, de los que no se olvidan, como la eliminatoria contra el Liverpool de Bill Shankly (1966), el desempate contra el Benfica (1969) y las luchas encarnizadas de 1971 para superar al Celtic Glasgow de Jock Stein y al Atlético de Madrid de Marcel Domingo, con Luis, Adelardo, Martínez Jayo, Ovejero, Ufarte…
Michels, pues, se hizo más notable por sus logros como entrenador y seleccionador, habiendo ganado la Copa de Europa con el Ajax y la Liga española con el Barcelona, y una copa de Europa de selecciones con Holanda (o cómo se llame).
Es considerado como uno de los teóricos y estrategas más prominentes del fútbol europeo del siglo XX, ya que se le atribuye la invención de un estilo de juego de fútbol importante y un conjunto de tácticas conocidas como «fútbol total» en la década de 1970. Fue nombrado entrenador del siglo por la FIFA en 1991 y en 2007 fue el mejor entrenador de fútbol de la posguerra por The Times. En enero de 2017, Michels fue nombrado entre los diez mejores entrenadores desde la fundación de la UEFA en 1954.
“Fútbol total” consistía en: todos defienden y todos atacan… pero en España no estaban los jugadores ni física ni mentalmente preparados.
“Antes los entrenadores nos hablaban de luchar, trabajar, sudar y sufrir. Y en eso llegó Michels y todo cambió.”
Si en Holanda fue conocido como De Generaal , en Barcelona se convirtió en Míster Mármol. “Me hago cargo de que ustedes esperan mucho de mí, que para eso me han pagado. Por eso no quiero palabras, sino acciones. Desde hoy, una plantilla de veinte jugadores y un equipo técnico y médico vamos a trabajar duro como el mármol” dijo en su presentación en el Barca donde apostó por una plantilla muy corta, impuso dobles sesiones de entrenamiento, mañana y tarde; tuvo especial interés en la preparación física, y pronto los jugadores comprobaron lo duro que era. Por la mañana preparación física, y por la tarde, más cuestiones tácticas. Su idea era que cualquier jugador salvo el portero tenía que poder jugar, si llegaba el caso, en cualquier posición.
Y que el primero que tenía que atacar al rival era quien estuviera más cerca de la pelota, tanto daba si era defensa o delantero, “a fútbol se juega con una sola pelota” que, bien mirado, es lo mismo que decir que si tú la tienes, el otro no la puede tener. Les decía a los jugadores que no solo tenían que mirar hacia delante, sino también hacia atrás. Introdujo prácticas inauditas hasta entonces: los jugadores saltaban al césped para hacer un calentamiento muscular previo bastantes minutos antes del partido la movilidad de pelota, la posición de las líneas en el campo…Tenía unas normas, como unos mandamientos, que había que cumplir.
Por ejemplo: primero pasas la pelota y después corres, no al revés. Porque de esta manera, si tu compañero la pierde, tú todavía estás detrás de la pelota. O también decía “prohibidos los pases en horizontal”, porque si un contrario intercepta, de repente han quedado anulados dos jugadores nuestros. Con Michels se empezó a jugar con más de tres líneas. En vez de un 4-3-3, un 3-1-2-1-3, (por decir algo) con cinco líneas y triángulos de combinación tantos como quieras, equiláteros, escalenos e isósceles, los que quieras. Michels tenía mucha manía con la velocidad de la pelota, que los pases fueran secos, duros, rápidos, pim-pam (lo del tiki-taka vino después). Cuando hacías un pase blando decía que aquello era un pase de hospital, porque el defensa llegaba a tiempo y te metía una entrada que te mataba. Pim-pam, que no tengan tiempos de reacción”.
Otra novedad fue la táctica del fuera de juego, que los jugadores ensayaban hasta el hartazgo. Todo el equipo avanzaba en bloque y los rivales quedaban en fuera de juego. Se perfeccionó con Neeskens, que era el encargado de atacar al que tenía la pelota. Michels puso la primera piedra del fútbol total en el Barça, pero sudó tinta hasta el estallido de 1974. “El 0-5 en el Bernabeu fue la culminación de su obra».
Y recuerda otro detalle: “Un día vino con unos dibujos, quería que pidiéramos unas porterías pequeñas, de un metro de altura y uno y medio de ancho. ‘Quiero ocho’, me dijo. Quedamos extrañados, y cuando las tuvo dividió el campo en cuatro partes, dos porterías en cada una, y hacía partidillos de tres contra tres. De esta manera forzaba a todos los jugadores a atacar y defender”. Había llegado el fútbol total.
Cruyff
Johan Cruyff fue el discípulo aventajado de Rinus Michels, gran jugador de fútbol y estupendo entrenador del Áyax de Ámsterdam y el Barca. Fue también un ideólogo del balompié, un estratega, que contribuyó, a un estilo de juego concreto, unas normas y tácticas conocidas como fútbol total. Cruyff afirmaba que estadísticamente está comprobado que los jugadores no tienen la pelota más de 3 minutos en promedio durante un partido. 3 minutos de noventa. Por lo tanto, decía el holandés, lo importante es lo que haces durante los 87 minutos que no tienes el balón, eso es lo que hace que seas un buen jugador o no. Ese estilo, esa decisión para ocupar los espacios, atacar por las bandas, presionar a los rivales.
Y yo
En nuestra vida cristiana son pocos los minutos en los que estamos, estadísticamente, dirigiéndonos a Dios. De las 24 horas del día poquito es el tiempo que pasamos directamente rezando: puede que vayamos a Misa, hagamos oración, recemos el Rosario. Por eso es decisivo lo que hacemos el resto del día, trabajamos, comemos, dormimos, con la familia, los amigos…ahí es cuando se decide nuestro partido hacia el campeonato del cielo, la copa de la felicidad.
Un futbolista, aunque solo tenga solo 3 minutos, sus movimientos, sus desplazamientos los hace en función del balón. Aunque no lo tenga
Lo mismo nosotros, aunque no estemos rezando, los movimientos en el campo de la vida, comportamientos, decisiones, debe girar en torno al balón de la piedad. Que nuestra vida sea reflejo de la manera en qué rezamos. Así achicaremos el campo de las murmuraciones, agrandaremos las áreas de la caridad, iremos directos al palo corto de la parroquia. Y todo esto con la gracia de Dios porque nos da la gana, porque así lo decidimos: No somos, amigos míos, lo que sentimos, ni siquiera lo que consentimos. Somos lo que decidimos. Pidamos al Entrenador, con E mayúscula, la gracia de saber decidir bien.