En una sociedad plenamente democrática, el alcalde de Mérida no habría comparecido hoy con la secretaria de Estado de Migraciones ni con los componentes del grupo heavy Acero. Rodríguez Osuna tendría que haber dimitido en el mismo momento en que la Cadena COPE ha dado a conocer que el edil se dedicaba a «enchufar» en el Ayuntamiento de Mérida a gente de su cuerda, es decir, a gente del PSOE. Es más, en la grabación de la COPE, Osuna conversa con un antiguo trabajador municipal, al que promete un puesto en el Parque, y asegura que si a alguien se le ocurre denunciarle no trabajará más para el Ayuntamiento: «ni de alguacil».
El escándalo que ha supuesto la grabación de la COPE, realizada en Instagram, deja al descubierto una trama de corrupción en el PSOE de Mérida, del que Rodríguez Osuna es secretario general. Hoy, para quedar claro que es más chulo que un ocho, se ha hecho acompañar del secretario de Organización de la Agrupación Socialista de Mérida, Julio César Fuster, el número dos del partido y responsable de las contrataciones como delegado municipal de Recursos Humanos.
Después de una semana frenética, presentando proyectos millonarios para Mérida (hay que recordar que la precampaña electoral ya ha comenzado), Rodríguez Osuna lo echa todo a perder por ‘lenguarón’, porque la soberbia y falta de humildad le vencen. Además, demuestra su torpeza porque el único que puede haber grabado esta conversación de Instagram es el mismo al que iba a proporcionar un trabajo en el Parque. Osuna, que ha dicho más de una vez que controla las Redes Sociales, ha sido víctima de su lengua y de una de ellas.
¿Tiene que dimitir? Repetimos que en una sociedad democrática ya hubiese entregado el acta de concejal pero la democracia también se sustenta en el voto del ciudadano. Por tanto, quizá sea bueno que a falta de dos meses de las elecciones municipales, los emeritenses puedan expresar su opinión en las urnas. Rodríguez Osuna no debiera ser alcalde de la tercera ciudad de Extremadura ni un minuto más, pero es el pueblo soberano el que acudirá a votar el 28 de mayo, día en el que tendrá su merecido: continuar de alcalde o marcharse a casa siendo más chulo que un ocho pero sin oficio ni beneficio.
Lo que también llama poderosamente la atención es que el presidente de la Junta y secretario general del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara, no haya dicho nada de este escándalo. Quizá porque no le da importancia. Quizá porque teme que le salpique porque ¿a cuántos socialistas ha metido Vara en la Junta de Extremadura desde que es presidente a través de las distintas empresas que tiene la Comunidad? Con sólo uno, también tendría que presentar la dimisión de inmediato.
En Extremadura son pocos los medios de comunicación que investigan y denuncian las atrocidades de los gobernantes. Por eso y porque le va a costar un buen pellizco en la publicidad institucional es de aplaudir que COPE Mérida haya publicado la grabación de marras, que viene a ensuciar una hoja de servicios de Rodríguez Osuna que parecía de un blanco inmaculado. A saber cuántos trabajadores del Parque de Obras han sido colocados por su afiliación política. O en empresas adjudicatarias de servicios, como la de los parquímetros, por poner un ejemplo.
Antonio Rodríguez Osuna es más chulo que un ocho y seguirá adelante. Por tanto, son los emeritenses los que el 28 de mayo han de impartir justicia democrática y elegir a un candidato limpio de polvo y paja. No a uno que ha reconocido en una grabación que ya está en todos los móviles de España que el Ayuntamiento es su cortijo particular y puede hacer lo que se le antoje.
Con lo bien que iba la cosa…