Voy a comenzar este artículo yendo directo al grano: Afirmo, por experiencia propia, que la sanidad pública extremeña -y lamento decirlo- es infinitamente peor que la sanidad pública madrileña.
Y no me refiero a los profesionales que, sin duda alguna, son excelentes tanto en Extremadura como en cualquier otra comunidad española. Obviamente, me refiero a la gestión política.
Por mis circunstancias, (dos legislaturas en el Senado y una en el Congreso de los Diputados) he tenido que acudir en varias ocasiones a los hospitales públicos de Madrid. Créanse que nada que ver con nuestros hospitales. NADA.
Cuento detalles: en varias ocasiones he solicitado diferentes pruebas aconsejadas por el médico de cabecera o el internista: radiografías, resonancias, analíticas… siempre, siempre, fueron mucho más rápidos en citarme en Madrid que en Mérida. Muchos estarán pensando que es debido a que soy político y que por eso me citaban antes en Madrid. Pues no. Aunque no se lo crean, la cosa no funciona así. De hecho, mi mujer es de Madrid y, por tanto, durante toda su vida ha sido usuaria de la sanidad pública madrileña y lo sigue siendo, ya que a pesar de vivir actualmente en Mérida, prefiere mil veces tener que desplazarse a Madrid cada vez que lo necesita, que trasladar su expediente médico a la sanidad extremeña. Vamos, que “ni de coña”, según sus propias palabras.
Por lo tanto, si me dan a elegir -y mirando exclusivamente por mi salud- entre Madrid y Extremadura, elijo -siento decirlo- Madrid. E insisto, los profesionales de la salud son tan magníficos aquí como allí. Esto va de otra cosa.
Usted, si conociera la sanidad pública de ambas comunidades, tampoco tendría duda.
Más datos: Ayer fui al centro de salud Obispo y Paulo de Mérida para una simple analítica rutinaria a las 8:30 h. La fila de personas esperando para lo mismo que yo era de unas treinta personas. Hasta ahí, todo normal. Lo ANORMAL es que esa fila estaba formada en la calle, a la intemperie, todos ateridos de frío, (en su mayoría personas muy mayores y algunas con problemas de movilidad). Mientras, dentro del centro de salud había cuarenta asientos vacíos, pero no dejaban entrar a nadie. Y no me salgan que si por las medidas del Covid y todo ese rollo, que ya no cuela. Eso es una auténtica vergüenza, impensable en cualquier centro de salud de Madrid.
Otro detalle que puede parecer menor pero no lo es, es que en Madrid siempre te confirman y te recuerdan a través de un SMS absolutamente todas las citaciones (consultas, analíticas de sangre, pruebas diagnósticas, etc.), además en dicho SMS te facilitan un teléfono (en el que la atención es rápida y eficaz) por si no puedes acudir a la cita, e inmediatamente te asignan una nueva cita. Eso no ocurre en Extremadura, ni ocurrirá nunca con una sanidad gestionada durante 40 años por socialistas.
Sigo: Hace un mes tenía una citación en el Ramón y Cajal y olvidé llevar una mascarilla y en la misma entrada del hospital me la proporcionaron de forma gratuita, obviamente.
Pues bien, ayer en el centro de salud de Mérida tuve el mismo olvido, pero la enorme diferencia con Madrid es que en Mérida me prohibieron la entrada al ambulatorio Obispo y Paulo, no quisieron proporcionarme una mascarilla -a pesar de tener centenares de ellas- y me enviaron a comprarla a una farmacia cercana.
Aunque he de aclarar que en este caso lo ocurrido está claro que no responde a algo sanitario, sino a la mala intención de algún que otro trabajador sanitario y a su sectarismo ideológico. En definitiva, a su falta de profesionalidad. Pero contra eso es imposible luchar. Es gente que así nació y así se morirá.
Continúo con el asunto que nos ocupa y lo enfoco ahora a las huelgas y manifestaciones de los sanitarios en Madrid.
¡En Madrid!, la comunidad española donde mejor funciona la sanidad, donde las listas de espera para cualquier prueba o intervención quirúrgica son ridículas comparadas con las de las Comunidades gobernadas por socialistas. Pero claro, en Madrid gobierna Ayuso y hace más de 30 años que la izquierda no toca poder, y sabe que no lo tocará en muchos años más.
¿Y qué les queda en Madrid al PSOE y a Podemos? Pues mentir, manipular, sabotear hospitales… en contra de Ayuso.
Pero como ni eso les da resultado, ahora se han inventado una huelga en la que azuzan -mejor, achuchan- a sus bases (sanitarios y no sanitarios llevados de toda España en autobuses a cambio de un bocata y un refresco), pobrecillos, para que se manifiesten y se desgañiten en contra de Ayuso y del PP.
Entonces, por esa regla de tres, ¿qué tendríamos que hacer en Extremadura?.
Pero aquí ya sabemos que nadie levantará la voz contra Vara ni contra el PSOE. Sus sindicatos de clase tienen muy bien pastoreada a gran parte de la ciudadanía para que calle y trague. Nada nuevo en el cortijo.
Así que lo dicho: si me dan a elegir, me quedo con la sanidad de Madrid, y eso que me siento más extremeño que Luis Chamizo, pero el socialismo es insufrible en todos los ámbitos y, si se tiene oportunidad, hay que alejarse de él. Y si no, recuerden al recién fallecido cantautor cubano Pablo Milanés, que vino a Madrid a tratarse de su enfermedad, en vez de tratarse en la maravillosa sanidad cubana, tan cacareada por la izquierda.