Un fantasma recorre el Mundo, Europa, España o Madrid. Este viejo fantasma viene a redimirnos de ese invento nefasto que se llama justicia social y que es un polvorín en las desigualdades sociales o en las diferencias sociales. Lucha entre clases, inventadas por pobres que no existen o por desheredados que siempre deberán de existir, para salvaguardar la caridad hacia ellos. Como si no se pudieran inventar mitos para controlar la vida del “populacho”. Como si no les gustase un sueño falso: aparentar lo que por cuestión de clase, nunca podrán ser. Es la Idiocracia Popular.
Por alguna anomalía de la selección de la especie, los idiotas se hacen con el poder y proclaman la banalización de la política, gritada en la barra de un bar y exaltada a través del voto de un ejército de desclasados. Nos están meando mientras nos dicen que por fin, llueve. Tan solo, otra anomalía darwiniana, resiste; “resentidos” por los muertos de las cunetas, voces anónimas de la calle, luchadores de la memoria, francotiradores de palabras, lectores de libros antiguos… Resisten a la idiotización de la vida y a la vampirización de múltiples Dráculas.
En este transito, la idiota del pueblo más grande de España, proclama que el calentamiento global se cura con una maceta de geranios, el hambre con una pizza, el ruido de los coches en la M-30, a las tres de la mañana, es excitante o el despido a los fallecidos en las residencias se hace brindando con una caña y un bocata de calamares. Podría ser una política ChatGPT y no habríamos caído en la cuenta; toda una proyección de la mediocridad y la idiocia ciudadana.
Si pasaramos el Test de Hare, un instrumento evaluador del grado de psicopatía en veinte preguntas, a esta idiota, o a los múltiples idiotas que recorren nuestra geografía local o nacional, podríamos comprobar que su puntuación sería sorprendente. Piensa en un político de uniforme, de esos que llevan la sonrisa “profiden”, de los que te bloquean de Facebook si haces una crítica razonada, de los que te pasan su mano ligera para sobarte el cogote, y pásale mentalmente el test. Pásaselo a un desclasado. O pásatelo tú. A mí me ha dado que estoy en la media, pero que debo mantener la vigilancia.
El Psicópata o la psicópata institucional, presenta encanto superficial, miente con asiduidad, es manipulador, siente superioridad sobre los demás, carece de sentido de la culpa y encuentra, fácilmente, chivos expiatorios a quién echar la culpa, sus afectos son superficiales y mejor no encontrar a su “ex” en una ciudad impersonal, carece de empatía, no responde por sus acciones ni la de sus familiares, sus relaciones suelen ser efímeras sobre todo si no les haces la ola, su estilo de vida es parasitario, tiene metas poco edificantes, su carácter es impulsivo, es irresponsable a la hora de actuar y sobre todo su aburrimiento le lleva a buscar estímulos estrambóticos.
Tienen una relación con lo público, que es ambivalente; por un lado necesita la erótica de ese poder del que le cuesta marcharse y por otra trabaja para destruirlo.
Estos idiotas no tienen vergüenza de frivolizar sobre los asesinados por ETA, para no hablar de los muertos por una sanidad depauperada por sus negocios, utilizan crisis como la pandemia para repartir negocios a sus familiares, cierran centros de salud para recortar gastos que pueden ser beneficios para su pandilla de la privada, gestionan residencias de personas mayores en condiciones lamentables para posibilitar plusvalías a terceros.
Son idiotas que fabrican idiotas, son hijos de otros idiotas que nacen, crecen se reproducen y parece como si su espíritu nunca muriese. Y venden comisiones, venden mascarillas, hacen las vacaciones con narcos, aunque quisieran viajar en un Falcon. ¡Que hartazgo!
Lo más triste es que gente de izquierdas le vote. Ella sabe camerarlos, se ha convertido en todo un producto de marketing político. Pero repito, gente de izquierdas le votan.
Cómo a ella le funcionó, también otros están utilizando su estrategia. Pero al no tener tetas… no sé si tendrán tanto éxito como ella. Dentro de su estrategia de marketing político, está señora se ha sometido a un acertadísimo cambio de estilo, con retoques estéticos incluidos. Es mujer, guapa, está buena y tiene una edad que gusta mucho a hombres de cincuenta para arriba, si además se muestra campechana pues nada… muchos le votarán movidos por la testosterona.
En esto convierten muchos la política, en un circo. Pero vamos, que también muchos votantes se contagian del espectáculo y actúan como títeres y marionetas fáciles de manejar. Pensar para muchos es muy cansado, mejor dejarse llevar.
No te falta razón, pero creo que su triunfo reside en sacar lo peor de los madrileños. Madrid es la anomalía de cualquier familia rica que mima en exceso a los suyo y fomenta el egoísmo. Margarecht Tacher también terminó en un fracaso. Salud
Perdona, gente de izquierdas NO. Será gente de esos idiotas, que igual votan a uno que a otro. La persona que se considera de izquierdas cree y práctica una serie de valores de los que está señora no representa ni uno.
Ojalá predomine el sentido común y salga por patas para siempre de nuestras vidas.
¿Que Ayuso está buena? ¡¡Está usted bien!!
En las últimas autonómicas de Madrid gente que votaba al PSOE, le votaron a ella porque les había dejado trabajar. Ella dijo que era muy consciente de que tenía mucho voto prestado y que iba a gobernar para todos los madrileños. El trasvase de votos del PSOE al PP es bastante común por ejemplo, y más aún según se van cumpliendo años, que la gente se vuelve más conservadora. Además en muchos aspectos PP y PSOE no se diferencian tanto; hace años Guerra decía que la diferencia de los dos partidos era la marca de la corbata de sus parlamentarios.
Ojalá en estas elecciones, que son municipales y autonómicas, no lo olvidemos por más que Sánchez y Ayuso se empeñen en ello, la gente muestre cordura en la elección de sus dirigentes políticos. Y luego ojalá los dirigentes tengan sensatez para hacer coaliciones para gobernar, que esa será otra.