Encontré, casualmente, en una vieja revista que iba a tirar a la papelera, la noticia que hablaba, en diciembre de 2021, del suicidio de Verónica Forqué. La popular actriz, había sido encontrada por su asistenta, muerta en el cuarto de baño. Se había quitado la vida, a los 66 años.
Y me surgió la pregunta: ¿Por qué una mujer, que supuestamente lo tenía todo, en la vida, se suicida? Había triunfado, era popular y apreciada, seguramente no le faltaba dinero y contaba con las simpatías de la gente. Y sin embargo, se sentía agotada a nivel emocional.
Podría parecer una extraña noticia, pero por desgracia, en España, cada dos horas y hasta hace poco y media, pero que ya ha subido a dos y cuarto, una persona se quita la vida. Este hecho se ha convertido en la primera causa de muerte externa de los españoles. Sin embargo, el Estado y las instituciones pasan del tema y no se le dedica ni un sólo euro de dinero público. Como máximo, permiten algo, con el que intentan que se palie este problema, pero que en el fondo sólo demuestra el desinterés por un tema, que sigue siendo tabú, y que pretenden paliar con el consumo legal de ansiolíticos, porque: «España es el PAÍS DEL MUNDO donde se toman más tranquilizantes»
«El último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE)…, ha constatado que España es el primer país del mundo en el índice de consumo por cada 1.000 habitantes, de benzodiacepinas, medicamentos psicotrópicos utilizados fundamentalmente para tratamientos de casos leves de ansiedad, insomnio o trastornos emocionales.
El informe, con datos de 2019 previos a la pandemia, se ha realizado con las cifras de consumo aportadas por 85 países… De acuerdo con esos datos, el mayor índice de consumo de benzodiacepinas, por encima de las 50 dosis diarias por cada 1.000 habitantes lo encabeza nuestro país… Y señala como las más consumidas el Alprazolam, Lorazepam, Diazepam, Clonazepam, Bromazepam, Lormetazepam y Estazolam.»
El concepto y aceptación social del suicidio ha tenido diversas connotaciones históricamente, incluso llegándose a considerar, en según qué circunstancias, como un acto de honor y valentía, para hacer frente a una situación y en la que incluso el suicida adquiría una concepción de héroe. La Historia está llena de personajes que se suicidaron de las más diversas formas, antes de perder su posición social o renunciar a unas ideas y han pasado como admirados.
La Biblia, aporta el relato, del rey Saúl. (Crónicas I – Cap.10 .1/4) que viéndose vencido, y herido, le pide a su escudero que lo mate. Pero este se niega.
«Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para burlarse de mí y torturarme».
Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella».
Algunos ven en este hecho una doble lectura. Por una parte, el escudero no quiere matarlo, porque matar a uno aunque lo pidiera tenía una doble percepción; la debilidad de quien lo pide, porque es incapaz de hacerlo por sí mismo, y el deshonor que provocaría al mismo personaje «eutanasiado», porque indicaría debilidad y deshonor.
Pero si él mismo se quita la vida por evitar otros males a su persona este hecho es una muestra de valentía. Y múltiples personajes históricos han adoptado esta forma de morir, Séneca, Cleopatra…, porque socialmente estaba bien considerado. En la Grecia clásica, el suicidio fue un hecho común entre los filósofos: Anaxágoras, tras ser injustamente encarcelado, se suicidó. Incluso hubo uno, Metrocles, que quiso hacerlo porque se le escapó un pedo, cuando estaba dando clase. Y en lugar de reírse, que es lo habitual, fue tanto el rubor y la pena que le sobrevino, que se encerró en su cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre.
Hasta en la Iglesia Católica se canonizó a una suicida, Santa Pelaya, de la que se dice que se lanzó por un precipicio, para no ser abusada por unos asaltantes. Porque hasta el S. IV el suicidio es admisible, en según qué circunstancias. Algo que fue cambiando hasta llegar al S. IV, donde S. Agustín, dice, que la vida y la muerte, son una decisión divina y no humana. Y en el V el Concilio de Arlés (452 d. C.) se declara que el suicidio era un crimen, producto de la inspiración del demonio.
¿Pero qué es lo que lleva a alguien a suicidarse, cuando aparentemente no hay motivo para hacerlo ? Los motivos que se han analizado, son muchísimos. Curiosamente, en España, la región en la que más personas se suicidan, no es la que pensaríamos, por el carácter abierto de los andaluces, pero, es Andalucía, en donde se quitaron la vida 793 personas en 2020, seguida por Cataluña con 556 y por la Comunidad Valenciana con 440. Aunque en proporción Asturias tiene la tasa de suicidios más alta con casi 12 casos por cada 100.000 habitantes, seguida de Galicia con 11,30 casos por 100.000 habitantes.
Las causas, que llevan al suicida a quitarse la vida, no son únicas. Los estudios que se han hecho sobre los motivos son muy variados, pero evidentemente el fondo de los mismos, es la falta de interés vital y en algunos casos un intento de llamar la atención, (no todos los psiquiatras están de acuerdo con ello) como es muy habitual, en los intentos de suicidio femeninos. Llama la atención que del total, de suicidios el 77,4% fueron hombres (2.676), frente a 781 mujeres, pero la cantidad de intentos de ellas fue muy superior. Y quizás en este grupo se encuentran los adolescentes, entre los que, según el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, las tentativas, se han visto incrementadas en un 250 % y entre menores de 30 años se ha convertido en la principal causa de muerte externa, y la tercera después de los tumores y las enfermedades respiratorias, circulatorias o digestivas. Uno de los datos llamativos es que en el 2020, hubo 77 muertes por covid-19 pero cuatro veces más de suicidios, 314.
Sin embargo, la movilización social frente al Covid fue enorme y sin embargo, frente al suicidio, casi nulo. “Las situaciones que llevan a los niños y niñas al suicidio son conflictos familiares graves y separaciones, problemas de acoso por parte de iguales, humillaciones y malos tratos, soledad, desengaños amorosos, la muerte de familiares, fracaso escolar y la presión para evitar ese fracaso, y la discriminación por orientación sexual”.
Es evidente que la sociedad española, tiene un grave problema, que se intenta ocultar y callar, y que se suele paliar a base de pastillas, tranquilizantes y ansiolíticos. Pero si una de las causas que llevan a prescindir de su vida a los suicidas es el vacío existencial, la falta de interés por seguir viviendo, hay un elemento muy descuidado que resulta un contrapeso y que da una respuesta a ese vacío existencial: la Religión, el creer en algo, el valorar que ciertas circunstancias vitales, tiene una respuesta existencial, como la sublimación del dolor, físico o psíquico, que les permite superar ciertas circunstancias.
Hay muchos estudios sobre este aspecto.
«Uno de los factores quizás de más peso en la «conducta» suicida y también quizás de los más descuidados en la evaluación psiquiátrica es el de la religión… Estudiamos la asociación entre suicidio y creencia religiosa encontrando que en los no creyentes la posibilidad de morir mediante suicidio era casi 2´5 veces mayor que en los creyentes… Los resultados avalan la hipótesis de que la religión ejerce un papel protector sobre el suicidio, de manera que observamos una tendencia decreciente en el riesgo de suicidio a medida que aumenta la religiosidad. De este modo, podemos establecer que la religión es un factor protector frente al suicidio.»
Sin duda, esta sociedad, aparentemente tan alegre, oculta problemas de comunicación y de impotencia ante la depresión y la ansiedad, que les lleva a quitarse de en medio, o a tragarse un montón de pastillas, de Lorazepam, a muchas personas.
Pues ya saben, si se deprimen, recen un avemaría, y seguro que se ahorran el tomar la pastilla atontante, y si rezan un rosario… una caja entera.
Y encima, eso de rezar tranquiliza y no les cuesta nada y ya se sabe con lo que nos está cayendo, en la economía actual, todo ahorro es bienvenido y la vida es lo más valioso que tenemos, no la malgastemos.
Muchas gracias,tiene usted toda la razón. Más rezar y menos medicamentos.🙏👍😊