Esto de las encuestas es un acto de fe: hay quien se las cree y hay quien no. Hoy nos hemos desayunado con una encuesta que ofrece El Periódico Extremadura que parece hecha con estiércol de vaca retinta, cuando lo que impera en los campos extremeños es la raza limousine. La empresa demoscópica, de nombre rimbombante pero sin caché suficiente como sería el CIS de Tezanos o SIGMA Dos, por poner dos ejemplos, asegura que el PSOE de Antonio Rodríguez Osuna no ganará con mayoría absoluta y que obtendrá doce o trece concejales, por lo que tendrá que apoyarse en Unidas por Mérida para gobernar en el caso de no consolidarse los trece concejales. Parece que el encuestador desconoce, que el actual y futuro alcalde sacó diez concejales en 2015, año en el que desbancó a Pedro Acedo de la Alcaldía y que, aun así, gobernó en solitario. Tampoco sabe que Osuna no es de pactar el cargo de alcalde ni la acción de gobierno, por lo que, en el caso de Mérida lo dicho: caca de la vaca.
Aparte que si miramos la letra pequeña de la misma se asegura que se han hecho 350 entrevistas, aunque no se especifica si son telefónicas o no, y en una ciudad de 60.000 habitantes como es la capital de la región, se nos antoja que 350 entrevistas son pocas entrevistas. Si en Mérida, con un alcalde querido como Rodríguez Osuna, se pierde la mayoría absoluta no podemos dar crédito a todo lo demás.
El caso de Plasencia es más llamativo: el Partido Popular de Fernando Pizarro obtendría una mayoría absoluta de 14 concejales (en la actualidad tiene 12) y podría gobernar holgadamente. Mucho nos tememos que el encuestador, en esta ocasión, no tiene en cuenta el grave problema de vandalismo que hay en la ciudad, con un intendente cuestionado y denunciado y un alcalde que ignora al cuerpo asociativo vecinal, habiendo consentido que este se divida en dos (la FEPAVE y AVEPLA), además de plataformas ciudadanas como Manifiesto por Plasencia. El trabajo y esfuerzo que está realizando el PSOE, que según la encuesta de marras se quedaría igual o perdería un concejal, no tendría recompensa alguna. También caca de la vaca.
Este tipo de encuestas interesadas persiguen dos cosas: bien que el electorado de izquierda se quede en casa y no acuda el 28 de mayo a votar, bien que el electorado del PP salga a la calle contento y orgulloso, con la idea firme que se van a ganar las elecciones. Desmovilizar y movilizar. No hay otra. Y eso que lo publica un periódico que históricamente ha sido de izquierdas.
A nosotros nos gusta el eslogán de Miguel Valdés Marín y su partido «Ni somos de izquierdas ni somos de derecha: somos de Mérida». Pues eso. Que a dos semanas de los comicios venga una empresa de las baratitas a decirnos cómo o a quién tenemos que votar pues como que no. La primera reacción cuando se ve la encuesta es de bajón o de alegría, pero una vez se profundiza en la misma y se ve que en Mérida se han hecho 350 entrevistas y en Plasencia 300 se dice, inmediatamente: sape sape, que aquí hay gato encerrado.
Que lo mismo hasta tiene la chufla de acertar y se cumplen sus pronósticos pero nosotros, como creemos en la democracia participativa, no podemos hacer otra cosa que decir que nadie se quede en casa, que no haya índices de abstención del 40 por ciento, que esta encuesta sirva para motivar y para movilizar y que la encuesta final sea la que haya el domingo durante toda la jornada y, en especial, a partir de las ocho de la tarde cuando se abran las urnas. Todo lo demás son conjeturas y ganas de vender periódicos. Y si no, ya lo verán.